Burundi, el corazón de África. Lo llaman así por su forma de corazón y por su ubicación central en el continente africano. El café llegó a Burundi en la década de 1930 de la mano de los colonos belgas.
Después de épocas de inestabilidad política y desafíos climatológicos, surgieron empresas públicas y privadas dedicadas a la industria del café que favorecieron la innovación y la implantación de tecnología en todo el proceso de producción. Hoy en día es el principal cultivo de exportación del país.
Las fincas son de no más de una hectárea y con 250 cafetales, con lo que se aseguran un cuidado minucioso. Los suelos son volcánicos ricos en nutrientes y con gran capacidad para retener agua, produciendo café de muy alta calidad. Además, gran parte de estos cultivos son orgánicos, ya que no hay fondos para fertilizantes químicos ni pesticidas.
El 100% de las cerezas son cosechadas a mano, se lavan con agua del Nilo para procesarlas y se secan al sol en camas elevadas.